Comentario crítico

Crítica sobre Los ciudadantes

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Los Ciudadantes

El retorno de los náufragos

A comienzos de los noventa, cuando todavía arrastrábamos los miedos y las imposibilidades de la década anterior, nos encontramos con la sorprendente oportunidad de publicar libros gracias a la apertura institucional que las universidades experimentaron durante los inicios de la tímida y miedosa democracia que nos concedieron o conseguimos.

Como estudiantes de Castellano de la Universidad Católica de Valparaíso tuvimos la suerte de contar con el apoyo económico y de infraestructura de esa casa de estudios para inventar una editorial desde la nada. Con el escepticismo que todavía nos acompaña como un quiltro fiel, pero también con ese entusiasmo reposado y sin sublimaciones, varios títulos de cuentos, poesía y ensayo se sucedieron, con tirajes razonables y una distribución casi secreta.

Fuimos una especie de náufragos que encontraron en el ejercicio de hacer libros una tabla de salvación o una botella para guardar un mensaje urgente.

Imaginamos que los ejemplares aún circulan o reposan a la espera de nuevos lectores. Los libros adquieren vida propia y los nuestros no aspiraban a otra cosa que a iniciar ese diálogo diferido que el autor establece con su tiempo y, en el mejor de los casos, con todos los tiempos.

Ahora hemos vuelto como si nunca hubiésemos desaparecido, porque la editorial Bogavantes ha permanecido como un rumor no confirmado ni desmentido, una pequeña leyenda que vuelve con la misma actitud de hace dos décadas: enfrentar el oficio de la palabra -sin poses ni imposturas, sin dogmas ni concesiones- con la sencilla convicción de que la literatura tiene demasiadas cuentas pendientes con la vida. Y viceversa.